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jueves, 5 de septiembre de 2013

Camino de Santiago. Días 9 y 10. Triacastela - Sarria - Portomarín

Día 9: Triacastela - Sarria
Llevo mucho retraso escribiendo, es hora de que me ponga al día o pronto se me olvidará todo, menos mal que tengo varias anotaciones para poder seguir contando esta andadura. 
Este fue un día bastante malo, por una parte dormimos fatal en el albergue de Triacastela, los colchones eran muy incómodos y las camas chirriaban una barbaridad, así que nos levantamos bien temprano. Como el albergue no contaba con cocina hubo que hacer una pequeña parada para tomar el café antes de andar en serio, algo bueno en la mañana por lo menos. Nada más salir deberíamos haber tomado un camino más directo hacia Sarria, pero al salir del pueblo las indicaciones están bastante confusas, así que cometimos el primer error, desviándonos hacia Samos sin saberlo.

Uno de los pocos tramos del Camino entre bosque

Monasterio de Samos

El Camino hacia Samos fue prácticamente todo el rato por carretera, con apenas algunos tramos entre bosques. Llegados a Samos tomamos la foto de rigor en el monasterio aunque no pasamos a sellar, luego continuamos hacia la salida del pueblo pero en todo este camino no encontramos ni una señal de la dirección del Camino. El sol empezó a caer a plomo y anduvimos todo el trayecto hasta Sarria por la carretera, no hay árboles así que el sol castigó de lo lindo, el dolor del pie era casi insoportable, hasta le punto de barajar la posibilidad de llamar a un taxi. Llegamos a Sarria a la una del medio día con el albergue cerrado y la gente haciendo cola. Nos encontramos con mi tía allí, platico combinado para comer con los vascos que volvimos a encontrarlos allí y toda la tarde descansando con pomada en el pie. Fueron 21 o 22 km de recorrido pero me parecieron eternos y duros por el sol y el andar por asfalto casi todo el tiempo.

Día 10: Sarria - Portomarín
Primera etapa para mi tía, lo cierto es que lo llevo muy bien, los 25 km sin problemas. Como siempre madrugamos, estiramos, nos pusimos vaselina en los pies para prevenir las ampollas, tomé las pastillas para amenguar el dolor del pie y nos pusimos en marcha, quisimos hacer la primera parada en Barbadelo para desayunar, pero como es albergue también estaba a tope de gente así que hubo que seguir hacia adelante.
yo fui quedándome rezagado por el dolor, así que cuando volví a encontrarme con la familia me presentaron a una chica cordobesa que habían conocido y que nos acompañó en esta etapa.
El trayecto fue muy bonito, muchos tramos llenos de robles y helechos, todo muy verde. La anécdota del día fue que nos encontramos con un grupo de vacas que subían por un paso estrecho, y que al final consiguieron sacarnos del camino, con alguna caída graciosa.
La entrada a Portomarín por el río Miño es una pasada, muy bonita la estampa, y lo cierto es que es muy bonito de ver, merece la pena la parada y la visita. El albergue estaba bastante lleno, pero estaba muy bien, cómodo, limpio y con una pequeña cocina, merece la pena. Compré en una farmacia Ibuprofenos, y después de tantos días con el pie fastidiado estos fueron los que más me aliviaron. 

Camino de Portomarín

Entrada a Portomarín

Portomarín al otro lado del río Miño

Iglesia de Portomarín, muy chula


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