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martes, 30 de julio de 2013

Camino de Santiago. Días 7 y 8. Pieros - Las Herrerías - Triacastela

Día 7: Pieros - Las Herrerías
Nuevamente a las 5:30 de la mañana en pie para salir cuanto antes, somos los primeros en levantarnos y salir del albergue. Al no poder hacer uso de la cocina en el albergue de Pieros paramos nada más salir en el primer bar que hay en el lado izquierdo de la carretera, un buen desayuno de huevos a la plancha con bacon y un café americano para empezar el día.
Hemos llevado un ritmo lento al principio supongo que por el cansancio acumulado y hemos tardado más de lo que esperábamos en llegar a Villafranca del Bierzo, además nada más llegar al pueblo hubo que hacer una parada de rigor para tomar Paracetamol y una buena crema para el dolor. El pueblo de Villafranca es muy bonito, merece la pena callejear un poco por el y hacer algunas fotografías.

Desayunando nada más salir de Pieros

Entrando a Villafranca del Bierzo

En el centro de Villafranca del Bierzo

Tras pasar Villafranca del Bierzo seguimos el Camino subiendo adentrándonos en las montañas junto a una carretera, el paisaje es espectacular ya que todo es bosque y el camino, aunque junto a la carretera discurre junto al río Valcarce de aguas cristalinas, pudiendo ver las truchas en algunas pozas. Poco antes de llegar a Pereje volvemos a encontrarnos Sandra y Andrea, con las que anduvimos el día anterior desde Molinaseca a Cacabelos. Nuevamente seguimos el camino juntos haciendo la etapa mucho más agradable. Los pinos, olmos y nogales nos envuelven a lo largo de todo el recorrido. Nuestras compañeras se han parado un pueblo antes, nosotros hemos caminado unos kilómetros más hasta llegar a Las Herrerías, un pequeño pueblo antes de empezar la subida a O'Cebreiro. Hoy han sido 28 km de etapa y el albergue de Las Herrerías está fenomenal, muy recomendable aunque no tiene cocina, el sitio merece la pena, los baños están bien y las literas son cómodas, la chica que está en el albergue es muy agradable. Aquí hemos conocido a un grupo de vascos con los que más adelante compartiremos camino.

Llegando a Las Herrerías

Rutina de todos los días, lavando la ropa frente al albergue

Cerca de Las Herrerías

Día 8: Las Herrerías - Triacastela
Una de las etapas más duras de mi Camino, puede que la más dura. Volvemos a ser los primeros en salir, a las 6:00 casi con los frontales puestos nos ponemos en marcha para enfrentarnos a la subida a O'Cebreiro, ocho kilómetros de dura cuesta arriba. Al principio el camino asciende de manera constante por el bosque por una senda empedrada. Primera parada para desayunar en La Faba, hasta aquí la parte más empinada del Camino, a partir de aquí seguimos hasta La Laguna, siempre subiendo pero ahora con una pendiente más llevadera. A partir de este pueblo los montes están cubiertos de una densa niebla, frío, viento y poca visibilidad nos acompañan hasta llegar a O'Cebreiro.

Subiendo a O'Cebreiro, antes de llegar a La Laguna

O'Cebreiro, primera pulpería del Camino

A partir de O'Cebreiro comienza el descenso, ahora con dos puertos a superar, el Alto do Roque y el Alto do Poio, este último ofrece una parada de rigor para tomar un estupenda empanada gallega casera. A partir de este alto todo el camino es cuesta abajo, atravesando todos los pueblos con el olor característico de las vacas. Pasado Fonfría la etapa se vuelve difícil porque no hay ninguna parada en 10 km y es todo bajada hasta Triacastela. A ratos este camino de bajada tendrá tramos complicados y después de tantos kilómetros andados se hará costosa. Tras 30 duros kilómetros de andadura llegamos al albergue municipal de Triacastela, a la entrada del pueblo. Las habitaciones son de dos literas, colchones malos y catres que chirrían cada vez que te mueves. Hoy volvemos a darnos el gustazo de comer algo caliente en un bar con una cerveza en mano.

Entrando en Galicia

Bajando de O'Cebreiro

Empanada gallega en Alto do Poio




domingo, 28 de julio de 2013

Camino de Santiago. Días 5 y 6. Rabanal del Camino - Molinaseca - Pieros

Día 5: Rabanal del Camino - Molinaseca
Tras una noche de descanso hemos tenido que levantarnos un poco antes de lo esperado (futuros peregrinos no llevéis bolsas de plástico en las mochilas, en la noche el ruido que hacen despierta a todo el mundo). Lo bueno de haber madrugado es que nos hemos dado el lujo de hacernos unas tostadas en la cocina del albergue, acompañado de un café y un buen fármaco al que llamamos "la bomba", ya que el mi pie casi no lo podía ni apoyar.
Salimos a las 6:30 del albergue con la subida a Foncebadón por delante, "la bomba" hace efecto a la media hora de caminar. El camino hasta arriba ha sido más llevadero de lo que esperaba, ha hecho mucho frío, viento y niebla, pero el paisaje es precioso, vamos todo el tiempo rodeados de brezo en flor y retama blanca y amarilla. Helechos, pinos y robles completan el resto del paisaje montañoso.

Cruz de Ferro

Pasado Foncebadón el camino empieza a descender y al poco rato llegamos a un emblemático punto, la Cruz de Ferro, desde el cual por lo visto hay unas vistas espectaculares pero que nosotros por desgracia no vimos. En nuestra bajada hemos pasado por Manjarín, un sitio curioso donde hay un pequeño refugio con un supuesto "templario", resulta curioso de ver, por un pequeño donativo puedes tomar café y galletas.
La bajada de Foncebadón supone un descenso de mil metros de desnivel, esto y la distancia que recorremos hoy hacen que sea la etapa más dura hasta ahora. El Camino nos acaba llevando a otro pueblo, El Acebo, donde hacemos parada de rigor para tomar un café y continuar nuestra bajada hasta Molinaseca. Los últimos kilómetros han sido insufribles por el dolor del pie, las dos "bombas" que me tomé dejaron de hacer efecto hace tiempo y tuve que bajar muy despacio y cojeando. Al final llegamos a Molinaseca a las tres de la tarde, de tan cansados paramos en un albergue privado y nos damos el lujo de comer de menú en el pueblo. Esta etapa han sido 25 km, con 500 metros de desnivel en positivo y 1000 en negativo.

 Manjarín, al fondo el refugio

 Entrada a la Encomienda Templaria de Manjarín

Llegando a Molinaseca

Día 6: Molinaseca - Pieros
En Molinaseca hubo que ir a la farmacia, a comprar pastillas para mi dolor de pie, ya que estuve casi a punto de coger un taxi hasta Ponferrada y volverme en tren, pero la hospedera me dijo: "Si todos los peregrinos a los que le duelen los pies se volvieran nadie llegaría a Santiago", y que razón tuvo.
Este día nos demoramos más en salir y arrancamos a las 6:45, pero esta vez acompañados de unas peregrinas muy agradables, madre e hija que llevaban un ritmo similar al nuestro. Cuando llegamos a Ponferrada El Camino es confuso porque no está bien señalizado y nos ha costado un poco salir. La etapa aunque larga se ha hecho muy amena por la conversación y la compañía. Nos hemos separado en Cacabelos, donde ellas se han hospedado en el albergue municipal y nosotros hemos seguido un par de kilómetros más, hasta Pieros.
En Pieros hay solo un albergue, a nosotros no nos ha gustado mucho, las camas son cómodas pero es un poco raro. Lo cierto es que no nos hemos sentido cómodos así que al día siguiente salimos bien temprano también. Lástima no habernos quedado en Cacabelos, habríamos pasado una buena tarde.

Castillo de Ponferrada

Saliendo de Ponferrada

Entrando a Cacabelos


martes, 23 de julio de 2013

Camino de Santiago. Días 3 y 4. Hospital de Orbigo - Murias de Rechivaldo - Rabanal del Camino

Día 3: Hospital de Orbigo - Murias de Rechivaldo
Un nuevo día por delante, a las seis de la mañana en pie como casi todo el mundo del albergue. Un café rápido y emprendemos la etapa en dirección a Astorga, aunque la idea es dormir en Murias de Rechivaldo, un pueblecito a unos 5 km pasado Astorga. El paisaje empieza a mejorar, esta etapa aunque cerca de la carretera nacional no va junto a ella, así que casi todo el trayecto es atravesando campos y pequeñas arboledas, y un par de pueblos sino recuerdo mal, en estos días de calor, la fruta que ofrecen las fruterías son un manjar, especialmente las cerezas de León, grandes, sabrosas y económicas. Una bolsa colgando en la mochila y toda la mañana disfrutando de las cerezas de la tierra y los albaricoques.

Un cielo espectacular saliendo de Hospital de Orbigo

Poco antes de llegar a Astorga, encontramos un punto donde descansar

El paisaje mejora, y estos campos sembrados merece la pena verlos

Creo que son 18 km los que hay entre Hospital y Astorga, así que sobre el medio día llegamos a la ciudad, cargada de historia. Dejamos las mochilas en el albergue municipal para poder andar sin ellas por la ciudad, curiosear, hacer fotos, tomar una cervecita fresca y ver el Palacio de Gaudí y la catedral de Astorga.
Después de este alto en el camino hemos comprado algo de comida en el supermercado y hemos seguido hacia Murias de Rechivaldo, unos cinco kilómetros por un camino junto a una carretera comarcal. El albergue municipal de Murias merece la pena, dispone de camas no de literas y dos baños, aunque no tiene cocina, el hospitalero, un alemán llamado Oliver muy simpático acogía a todos los peregrinos con los brazos abiertos. Había realizado el Camino siete veces, una de ellas saliendo desde Holanda, todo un reto sin duda. Compartimos la cena con el, queso curado de León y algo de embutido.
La etapa de hoy ha sido dura, supongo que por el calor y el sol, y por la etapa de ayer, hasta que el cuerpo se acostumbre a andar los kilómetros pesan, pero sólo al principio. Luego llega un punto en el que sólo quieres andar, sin importar a donde te lleven los pies. El día anterior me paso factura, ya que al llegar a Astorga me dio una tendinitis que me acompañó el resto del camino.

Palacio de Gaudí en Astorga

En una terraza de Astorga, la marca del sol en la frente

Día 4: Murias de Rechivaldo - Rabanal del Camino
El acostarse tan temprano hace que a las 5:30 de la mañana ya volvamos a estar en pie. Salimos sin desayunar treinta minutos después, aun oscuro, aunque no tanto como para que haga falta el frontal. Hacía bastante frío, así que el cortavientos puesto y andando para entrar en calor. Esta etapa es muy bonita, el camino discurre ahora todo el tiempo por el monte, aunque próximo a una carretera comarcal. La vegetación de la zona es preciosa, retama de los tintoreros con sus fuertes tonos amarillos, unos arbustos muy parecidos a los de lavanda, tomillo, romero y algunas encinas.

Camino de Murias de Rechivaldo a Rabanal del Camino

Poco a poco la vegetación se irá haciendo más densa hasta llegar a un punto en el que nos veremos rodeados de robles. Las montañas cada vez más próximas se ven cubiertas de nubes. 
Hemos hecho una pequeña parada en El Ganso, para tomar un café americano y una tostada. Siete kilómetros después llegamos al albergue de Rabanal del Camino. Hoy el tiempo no ha acompañado, hace mucho aire, frío y unas nubes amenazan tormenta. La parada en Rabanal ha sido necesaria por dos razones, una mi pie, ya que la inflamación se nota mucho y hoy tuve que caminar con dos anti inflamatorios fuertes y me dolía bastante. La segunda fue la lluvia, por delante queda la subida a Foncebadón, unos 400 metros de desnivel en cinco kilómetros, hacerlo con lluvia y niebla sería complicado. La etapa de hoy fue corta, apenas 16 kilómetros, pero un día des descanso viene bien, sobre todo para mi pie.



sábado, 20 de julio de 2013

Camino de Santiago. Días 1 y 2. León - La Virgen del Camino - Hospital de Orbigo

Este año me ha surgido la oportunidad de hacer el Camino de Santiago, o una parte del mismo mejor dicho. Me hubiera gustado poder publicar estas entradas en una página aparte, pero el programa aun no da la opción, así que hasta que eso pase tendré que colgarlo junto con el resto de rutas de hacer en un día.

Mi Camino ha comenzado en León y surgió de repente sin apenas parar a pensarlo. Mucha gente pensará: "¿como es posible que en vacaciones te vayas a pasar los días andando, durmiendo en albergues y pasando hambre?", visto fríamente es lo que parece. Pero la realidad es mucho más distinta, es el estar tú sólo sin tener que pensar en el trabajo, en el móvil, sin tener ningún tipo de obligación más que la que tú quieras ponerte. Es andar sólo sabiendo la dirección, sin una idea fija de donde parar o que vas a comer hoy, fotografiando todos esos rincones escondidos conociendo a otras personas que por unos motivos u otros siguen su propio Camino, algunos lo dejaran antes, otros marcharán a tu lado unas etapas o los perderás de vista para reencontrarte con ellos más adelante en otro pueblo. Todo esto junto hace que el Camino sea una de las experiencias más bonitas que he tenido la oportunidad de vivir, y que sin duda volveré a repetir en años venideros. Llega un momento cuando estás andando en el que no quieres llegar, sólo piensas que ojalá quedarán más etapas para poder seguir caminando, esperando que la meta aun estuviera más lejos de donde se encuentra realmente. Muchos son los Caminos que llevan a Santiago, yo sólo pienso que cuanto más lejos mejor para que el viaje no termine.

Resulta curioso como cambian los planes de un momento a otro, es mediados de Junio, tengo vacaciones y una vez más un viaje que tengo pendiente desde hace dos años vuelve a quedarse en el aire. Sin saber que hacer, donde ir y como iba a pasar estos quince días de vacaciones surge una oportunidad, la de acompañar a mi familia en su último trayecto del Camino de Santiago, en este caso León - Santiago de Compostela. Lo cierto es que ya hacía tiempo que quería hacerlo, a pie o en bicicleta, pero nunca me lo había planteado en serio el empezarlo.

DÍA 1: León - La Virgen del Camino
Todo comienza un sábado por la noche, en la estación de autobuses de Zaragoza con un billete para León. Salimos a la una y cuarto de la madrugada, el viaje nocturno se hace más llevadero, pero como en todos los viajes largos en autobús, dormir resulta fatal por lo que descansar lo cierto es que no se descansa mucho. Seis horas más tarde paramos en León, recogemos las mochilas y las primeras palabras que oigo me hacen sacar una sonrisa, "¡Buen Camino!", nos dice el conductor del autobús.
Callejeamos hasta llegar a la Catedral de León, que a decir verdad es una de las más bonitas que he visto, merece la pena visitarla, las vidrieras que tiene son impresionantes. Un pequeño desayuno frente a la catedral antes de entrar y después una visita rápida a la Basílica de San Isidro. Encontramos a "Wally" junto a la basílica y lo seguimos para ir saliendo de la ciudad hacia el siguiente pueblo donde teníamos pensado parar, (con el nombre de "Wally" me refiero a las flechas amarillas que señalan el camino, que en muchos casos están pintadas en los lugares mas insospechados y resultan difíciles de encontrar). 

Catedral de León

Claustro de la Catedral de León

Según dicen, este edificio fue prisión de Quevedo

La salida de León hacia La Virgen del Camino que es a donde nos dirigíamos es fea, pues atraviesas el polígono industrial en toda su longitud. En un par de horas llegamos al albergue de "Don Antonino y Doña Cinia", muy recomendable, habitaciones en buen estado, camas con literas limpias, armario para guardas objetos personales, cocina con frigorífico y microondas, salón con sofás y biblioteca, baños para hombres y mujeres separados con tres duchas cada uno, lavandería con lavadora y secadora, internet y un jardín enorme fuera, todo por el módico precio de 6 euros.
En el albergue descubrí lo multicultural que es el Camino, ya que nosotros éramos los únicos españoles allí, los demás eran de Francia, China, Alemania, Canada, Estados Unidos y no se de donde más. Para comer un bocadillo de cecina típica de León y una siesta bajo un árbol, después ducha y lavado de ropa, algo que hay que hacer todos los días. Tarde de ganduleo en el albergue y a las nueve de la noche a dormir, muy temprano sí, pero es que los albergues cierran sus puertas a las diez de la noche y la gente ya esta durmiendo. 
En total el primer día son 8 km desde León a La Virgen del Camino, y unos 3 km callejeando por la ciudad. Son pocos sí, pero no hay necesidad de reventarse las piernas el primer día, es mejor tomar un ritmo progresivo de kilómetros que los pies lo aguantarán mucho mejor.

DÍA 2: La Virgen del Camino - Hospital de Órbigo
La noche anterior no sabía que hacer, cuando uno se acuesta tan temprano que el sol todavía está presente da muchas vueltas en la cama. Además de que el dormir en un albergue, dentro de una habitación con otras treinta personas puede resultar difícil por la "orquesta" que se monta dentro, una sinfonía de ronquidos, entre los cuales me incluyo, afortunadamente soy previsor y mis tapones para los oídos resultaron fantásticos para no escuchar nada.
A las cinco y media de la mañana en pie, desayunando un café americano y a las siete andando hacia el siguiente pueblo. Amanece cubierto, amenazaba lluvia y hacía aire y frío. La etapa es más bien fea ya que vas todo el rato junto a la Nacional 120, el paisaje no dice nada y el paso de los coches es constante. En nuestra andadura nos vamos encontrando más peregrinos, algunos de ellos estaban en el mismo albergue que nosotros y llevan un paso más rápido o son más madrugadores. Recorremos 18 km y paramos en San Martín del Camino a descansar y a comer algo. Como llegamos muy temprano yo insistí en continuar andando por la tarde (sin saber que esto me perjudicaría en el futuro) para llegar a Hospital de Órbigo.

Albergue municipal de San Martín del Camino

Camino de Hospital de Órbigo

Entrada a Hospital de Órbigo

Entrada del albergue municipal de Hospital de Órbigo

Después de comer, a las tres de la tarde, con el calor continuamos andando hasta Hospital, son nueve kilómetros más de etapa, pero con estas temperaturas al final resultaron duros. La entrada al pueblo es muy bonita, a través de un largo puente medieval de piedra. Nos hospedamos en el albergue municipal, una casa Maragata adaptada a los peregrinos, el hospitalero resultó ser un cartagenero muy agradable. Cenamos unos espaguetis (mi última comida caliente hasta varios días después) y nos dejaron una pequeña habitación con dos literas donde pudimos dormir los tres. Por la noche hizo mucho frío, tuve que dormir tapado con el saco y con el cortavientos puesto.